- Homicidios En Nuevo León En Reportes Oficiales Van "A La Baja"
- Contrastes En Los Municipios
- Diferencias De Cifras Alimentan Desconfianza Ciudadana
Los homicidios en Nuevo León volvieron a evidenciar una fuerte discrepancia entre el conteo periodístico y las mentiras oficiales que difunde el Gobierno federal. Durante la primera semana de diciembre, los registros de prensa duplicaron las cifras reportadas por el Secretariado Ejecutivo, lo que reactivó dudas sobre la transparencia y la precisión de los datos que se presentan al país.
Homicidios En Nuevo León En Reportes Oficiales Van “A La Baja”
Las cifras difundidas por la autoridad federal señalaron que en los primeros siete días de diciembre ocurrieron solo 12 homicidios. Sin embargo, los archivos periodísticos registraron 24 asesinatos en el mismo lapso. Esta disparidad provocó cuestionamientos sobre la manera en que se construyen los informes diarios.
La diferencia se hizo más evidente en fechas específicas. El 1 de diciembre, el Secretariado reportó tres homicidios, pese a que hubo cinco, incluyendo dos cuerpos desmembrados en Doctor Arroyo. Casos como estos han generado sospechas sobre un subregistro constante.
Además, el Gobierno estatal tampoco aclara cómo contabiliza los abatidos por corporaciones estatales. Aunque estos casos no se suman como homicidios, la exclusión no alcanza a explicar la brecha entre los datos oficiales y los registros independientes.

Contrastes En Los Municipios
Los homicidios registrados ocurrieron en municipios como Linares, García, Escobedo, Los Ramones y Juárez. La mayoría se relaciona con ejecuciones del crimen organizado. El reporte federal, sin embargo, no reflejó el alcance del fenómeno registrado en campo.
En García se documentaron tres ejecuciones el 5 de diciembre, pero la cifra federal solo reportó dos. En Escobedo, las autoridades registraron un asesinato adicional que tampoco apareció en el conteo oficial. Estos ejemplos han puesto sobre la mesa la calidad de la información utilizada para evaluar la seguridad en el estado.
En contraste, el Gobierno federal celebró una baja de homicidios del 37 por ciento entre septiembre del 2024 y noviembre del 2025. El Gobierno estatal, por su parte, aseguró reducciones del 81 por ciento. Estas cifras chocan con la realidad que se vive en las calles y con la percepción ciudadana.

Diferencias De Cifras Alimentan Desconfianza Ciudadana
La falta de coincidencia entre los reportes genera una profunda incertidumbre. La población percibe un ambiente de violencia creciente, mientras que los informes oficiales insisten en una narrativa optimista. Esta desconexión aumenta la desconfianza en ambas autoridades y en su capacidad para medir la inseguridad con precisión.
Además, la ausencia de reportes diarios por parte del Gobierno estatal y de la Fiscalía provoca lagunas informativas. El conteo mensual de la Fiscalía llega tarde y no alcanza a dimensionar el impacto inmediato de los homicidios que se acumulan día tras día. Esta falta de claridad crea un terreno fértil para especulaciones.
En este contexto, el conteo periodístico continúa desempeñando un papel esencial para la sociedad. A través de él, la población logra una visión más cercana a la realidad, lejos de las mentiras oficiales que pretenden suavizar la crisis de seguridad en el estado.
Cinco policías de Fuerza Civil resultan heridos tras explosión de mina enterrada, en municipio de Dr. Coss, cuando atendían reporte de otro estallido.#ElNorteSeguridad https://t.co/sThHUwJjam
— EL NORTE (@elnorte) December 10, 2025
Necesidad De Cifras Claras Sobre Homicidios En Nuevo León
En un contexto donde los homicidios se multiplican y los reportes oficiales se reducen, la verdad se vuelve un recurso indispensable para la sociedad. Sin datos claros, no hay forma de entender la magnitud del problema ni de exigir soluciones reales. La transparencia no es un lujo: es la base mínima para enfrentar una crisis de seguridad que golpea todos los días a miles de familias en Nuevo León.
Cuando las cifras se maquillan, la violencia no desaparece; solo se oculta detrás de una cortina que protege a los gobiernos, no a la ciudadanía.
Por eso, en tiempos de violencia, la verdad es un acto de responsabilidad pública. Minimizar los homicidios o ajustar las cifras para proyectar una imagen de estabilidad es una forma de traición institucional. Los ciudadanos necesitan información real para protegerse, para exigir acciones y para confiar en que las autoridades no están construyendo un relato político, sino atendiendo una emergencia.
Solo reconociendo la gravedad del problema se puede comenzar a corregirlo. Cualquier otro camino nos condena a seguir viviendo entre sombras y falsas narrativas.
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