La llegada del Gobernador Samuel García a sus eventos públicos al volante de su reluciente Cybertruck se ha convertido en un espectáculo habitual durante las últimas dos semanas. Sin embargo, su última exhibición de “poderío” ha generado una ola de indignación entre la población.
Invasión y Obstrucción del Espacio Público
Ayer, García estacionó su ostentosa camioneta en la bahía reservada para ambulancias y pacientes del Isssteleón, ignorando por completo las necesidades de atención médica de emergencia. Además de bloquear este carril vital, la Cybertruck obstruyó un cruce peatonal y la rampa destinada a personas con discapacidad, dejando en evidencia su total desprecio por la accesibilidad y la seguridad de los ciudadanos.
Desatención a las Necesidades Médicas Urgentes
Mientras el Gobernador realizaba su recorrido por el hospital y participaba en un acto protocolario, al menos dos pacientes en silla de ruedas se vieron obligados a ser trasladados a la calle, ya que la Cybertruck bloqueaba su acceso al centro médico. Esta negligencia flagrante pone en riesgo la vida de las personas y demuestra una falta alarmante de empatía por parte de las autoridades gubernamentales.
A pesar de las discretas solicitudes del personal de las ambulancias del Isssteleón para que movieran el vehículo, el Gobernador se negó a ceder hasta que la presión pública lo obligó a hacerlo. ¿Qué tipo de líder gubernamental coloca su propia comodidad por encima de la atención médica de emergencia y la seguridad de los ciudadanos más vulnerables?
Falta de Transparencia y Responsabilidad
Desde que comenzó a conducir la Cybertruck el 18 de marzo, García ha evitado proporcionar una explicación convincente sobre la propiedad y la legalidad de su vehículo. ¿Por qué se niega a revelar quién es el propietario y cómo ingresó la camioneta al país con placas de Texas?
Un Llamado a la Rendición de Cuentas
Este incidente vergonzoso no solo refleja el egoísmo y la falta de consideración del Gobernador hacia los ciudadanos que juró servir, sino que también pone de relieve la necesidad urgente de que los líderes gubernamentales rindan cuentas por sus acciones. Es hora de que García y otros funcionarios públicos asuman la responsabilidad de sus actos y trabajen en beneficio del pueblo, no en detrimento de él. La comunidad exige una disculpa sincera y medidas concretas para garantizar que situaciones como estas no vuelvan a ocurrir en el futuro.