En los últimos dos años del gobierno de Samuel García, Nuevo León ha enfrentado una serie de crisis, incluyendo una sequía extrema y escasez de agua alarmante.
En los últimos dos años, Nuevo León ha sido testigo de una serie de crisis que han dejado a su gente sufriendo las consecuencias del gobierno de Samuel García. La sequía extrema y la alarmante escasez de agua son solo el principio de los desafíos que enfrentamos como comunidad. Detrás de estas palabras, hay una realidad dura y despiadada que afecta a cada persona que vive en este estado.
Recuerdan la falsa inauguración del acueducto El Cuchillo II, promovida con gran pompa por Samuel García junto con el presidente AMLO. Pero, ¿dónde están los resultados prometidos? Las limitaciones en el uso del agua son inaceptables. Nos enfrentamos a la posibilidad de ser racionados a 165 litros por persona al día. Esta situación es indignante y no puede ser ignorada.
Pero la falta de agua no es el único problema que enfrentamos gracias al desgobierno de Samuel García. La inseguridad ha vuelto a golpear duro a nuestro querido Nuevo León, con cifras que asustan y una frecuencia de homicidios que deberían mantenernos despiertos por las noches. 1 homicidio cada 5 días en octubre y 1,036 en lo que va de 2023. Estas no son solo estadísticas, son vidas perdidas y familias destrozadas.
En medio de estas crisis, nos encontramos con un líder que parece estar más interesado en huir de sus responsabilidades que en enfrentar los desafíos de frente. Samuel García, el gobernador de Nuevo León, ha decidido abandonar el barco en momentos críticos y buscar refugio en países lejanos como Japón y China. Esta actitud es inaceptable y no representa el liderazgo que nuestro estado necesita desesperadamente.
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