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Samuel García Insiste en Más Deuda para Transporte y Organismos Descentralizados4 min read

El Gobierno estatal, liderado por Samuel García, presentó un proyecto de Ley de Ingresos 2025 que destaca por su polémico enfoque en el incremento de deuda a 17 mil 500 millones de pesos. En una decisión que compromete a futuras administraciones, el Gobernador busca un arrendamiento de 2,500 camiones para el transporte público con un plazo de pago de siete años, extendiendo la carga financiera más allá de su mandato, que concluye en 2027. Además, la propuesta incluye refinanciamientos millonarios para organismos descentralizados como Agua y Drenaje, Metrorrey y la Red Estatal de Autopistas.

Las preguntas abundan: ¿Por qué seguir acumulando deuda sin resultados claros? ¿Por qué comprometer recursos futuros en un estado ya ahogado por el endeudamiento? ¿Por qué insistir en una estrategia de transporte que se ha probado ineficiente e insatisfactorio para los usuarios?

Endeudamiento Millonario para 2,500 Camiones

Samuel García propone arrendar 2,500 camiones nuevos para el transporte público, con un costo que será pagado a lo largo de 84 meses. Según el documento presentado por el tesorero Carlos Garza, los ingresos generados por las tarifas del transporte serían la garantía para cubrir este compromiso. Sin embargo, considerando las constantes quejas sobre el deficiente servicio de transporte, surge la duda de si estas proyecciones financieras son realistas.

No es la primera vez que el Gobernador recurre a este tipo de medidas. En 2024, propuso un arrendamiento similar para 2,000 unidades, pero con un plazo de 10 años. Ahora, la reducción del tiempo a siete años parece un intento de “maquillar” la situación, mientras el impacto económico a largo plazo se sigue acumulando.

¿Una decisión responsable o un capricho?

Plantear deuda a largo plazo sin garantizar mejoras tangibles en el servicio de transporte genera incertidumbre. Si los ingresos proyectados no se materializan, ¿quién asumirá el costo? La posibilidad de un aumento en las tarifas parece inevitable, afectando directamente a los ciudadanos que ya lidian con un servicio ineficiente.

Además, comprometer recursos más allá del mandato actual es un acto que podría interpretarse como irresponsable. Es fácil proponer deuda cuando el Gobernador no será quien enfrente las consecuencias directas.

Refinanciamientos Cuestionables para Organismos descentralizados

La propuesta de Samuel García no se limita al transporte público. El proyecto incluye refinanciamientos millonarios para organismos descentralizados. Agua y Drenaje de Monterrey, por ejemplo, solicita un endeudamiento de 2,184 millones de pesos y el refinanciamiento de 4,970 millones con un plazo de hasta 25 años. Similar es el caso de la Red Estatal de Autopistas, que busca refinanciar 16,788 millones, y Metrorrey, con una solicitud de 1,333 millones de pesos.

Estos montos reflejan una estrategia que parece más orientada a “patear el problema hacia adelante” que a resolverlo. Refinanciar deudas por 25 años no solo posterga el pago, sino que incrementa los intereses, comprometiendo aún más los recursos futuros del estado.

¿Son realmente necesarios estos refinanciamientos?

El argumento del Gobierno es que estas medidas garantizarán la continuidad de los servicios. Sin embargo, la falta de transparencia en los resultados y beneficios concretos genera desconfianza. ¿Qué garantiza que estos recursos no se malgasten o que los problemas estructurales de estos organismos sean resueltos?

La dependencia de ingresos fluctuantes, como tarifas y peajes, para respaldar estos compromisos financieros añade otra capa de incertidumbre. Si los ingresos no alcanzan, el estado tendrá que buscar otras fuentes para cubrir la diferencia, lo que podría afectar otras áreas prioritarias.

Críticas y dudas en el Congreso

El Congreso local recibió la propuesta de Samuel García con escepticismo, y no es para menos. Los legisladores han señalado que el estado no puede seguir acumulando deuda sin un plan claro y sostenible. Además, el historial del Gobernador, quien ya ha comprometido recursos en proyectos de infraestructura cuestionables, alimenta las dudas sobre la viabilidad de esta nueva estrategia.

La solicitud de deuda y refinanciamientos no solo compromete a la administración actual, sino que pone en juego los recursos de futuras generaciones. El Congreso tiene hasta el 20 de diciembre para analizar la propuesta y realizar ajustes, pero no se descarta que el Ejecutivo recurra a controversias constitucionales si se rechazan partes clave del proyecto.

¿Qué mensaje envía esto a los ciudadanos?

La insistencia en acumular deuda mientras el estado enfrenta problemas en seguridad, salud y educación deja un sabor amargo. ¿Es realmente necesario priorizar el endeudamiento sobre soluciones a corto plazo que beneficien directamente a la población? La falta de resultados concretos en proyectos anteriores pone en duda la efectividad de este enfoque, generando frustración en una ciudadanía cansada de promesas incumplidas.