La posibilidad de un nuevo trasvase de agua desde la presa El Cuchillo, ubicada en Nuevo León, hacia la presa Marte R. Gómez, en Tamaulipas, ha vuelto a encender las alertas en medio de un contexto hídrico crítico. Aunque esta operación se rige por el convenio firmado en 1996 entre los gobiernos de Nuevo León, Tamaulipas y el Gobierno Federal, especialistas y ciudadanos han manifestado su preocupación por las consecuencias que esto podría traer para el abasto de agua en el área metropolitana de Monterrey.
El acuerdo establece que, si se cumplen ciertos niveles de almacenamiento en ambas presas hacia el 31 de octubre, el trasvase se ejecutaría en el mes de noviembre. Sin embargo, este año la situación es más delicada, ya que El Cuchillo ha sido utilizado también para cubrir una parte del adeudo de agua de México con Estados Unidos, lo que implica un doble impacto para Nuevo León: ceder agua a otra entidad y a otro país, a costa de su seguridad hídrica.
Se cumplen condiciones del trasvase
Durante las últimas semanas, las condiciones para permitir un nuevo trasvase de agua entre Nuevo León y Tamaulipas comenzaron a materializarse. La presa Marte R. Gómez, que se encontraba al tope en meses anteriores, ahora ha descendido por debajo de los 700 millones de metros cúbicos, específicamente reportando 678 millones, lo que representa 86.8 por ciento de su capacidad.
Por su parte, El Cuchillo se encuentra muy por encima del límite mínimo necesario para permitir el trasvase, con 856 millones de metros cúbicos, es decir, un 76.2 por ciento de su capacidad. El convenio original de 1996 señalaba un mínimo de 315 millones para activar el envío, pero este fue ajustado a 516 millones tras la construcción del acueducto El Cuchillo II, que incrementó la capacidad de extracción del embalse.
Si estas condiciones se mantienen hasta el 31 de octubre, el trasvase se activará automáticamente en noviembre, trasladando un volumen aún por definirse hacia la presa tamaulipeca, cuya principal función es abastecer de agua a los sistemas de riego agrícola en aquella entidad.
Escenas típicas del 'nuevo' Nuevo León:
— Jesús Rubén Peña (@revistacodigo21) May 31, 2025
1.- Camión chino inundado por lluvias en Juárez, con payaso nadador incluído.
2.- Samuel García montado en lancha en la presa de La Boca, para presumir que lluvias mantienen 'llenas' las presas, tras ser entregada agua de El Cuchillo a EU. pic.twitter.com/UpG90huGrY
Agua de Nuevo León va a Texas
Lo que más ha generado molestia es que El Cuchillo, pese a ser la principal fuente de agua potable para Monterrey, ha sido utilizado este año para enviar más de 260 millones de metros cúbicos de agua como parte del cumplimiento del Tratado de Aguas de 1944 entre México y Estados Unidos, aunque la cuenca del Río San Juan, donde se ubica El Cuchillo, no forma parte del tratado.
La decisión de usar esta fuente fue avalada por el Gobierno Federal a través de la llamada Minuta 331, un mecanismo reciente que permite emplear fuentes no previstas originalmente en el acuerdo internacional. Este uso ha sido respaldado por la presidencia de Claudia Sheinbaum, generando críticas por la falta de consideración hacia las necesidades locales de Nuevo León.
Lo más alarmante, según analistas, es que la entrega de agua a Estados Unidos ya equivale a dos años del consumo del área metropolitana de Monterrey, y ahora se estaría planteando ceder aún más líquido a Tamaulipas, lo que podría poner en riesgo el abasto futuro si se presentan nuevas sequías o temporadas de escasas lluvias.
Samuel guarda silencio ante crisis
A pesar del escenario crítico y las advertencias de expertos en gestión del agua, el gobernador de Nuevo León, Samuel García, ha mantenido un silencio absoluto sobre este tema. Durante su campaña y en diversos eventos públicos, prometió defender el agua de los neoloneses y evitar que se sigan haciendo trasvases injustos o desfogues perjudiciales, sin embargo, en los hechos, la administración estatal ha permanecido pasiva.
No hay comunicados oficiales que indiquen una estrategia para frenar el trasvase a Tamaulipas, ni acciones legales o diplomáticas para evitar el uso del agua de El Cuchillo con fines distintos al abasto local. Incluso, tras el arranque de operaciones del acueducto El Cuchillo II, el cual amplió la capacidad de distribución hacia Monterrey, se esperaba una defensa más firme del recurso hídrico estatal. Pero, en lugar de protegerlo, se ha permitido su extracción para intereses externos.
Esta actitud ha sido interpretada por varios sectores como una falta de voluntad política, e incluso como una sumisión a los intereses del Gobierno Federal. Mientras tanto, las consecuencias recaen directamente sobre los ciudadanos de Nuevo León, quienes podrían enfrentar restricciones más severas en el suministro en caso de que el sistema de presas vuelva a niveles críticos.
Preocupa falta de estrategia estatal
Organizaciones civiles, expertos en gestión del agua y habitantes de la región han cuestionado la ausencia de un plan integral por parte del gobierno estatal para hacer frente a la vulnerabilidad hídrica. En lugar de fortalecer políticas públicas de captación, reutilización y distribución eficiente del agua, se ha priorizado la infraestructura de trasvase, sin garantizar que el recurso permanezca en el estado.
Aunado a eso, se ha normalizado que El Cuchillo funcione como un banco de agua nacional, y no como una fuente destinada a garantizar el bienestar de los neoleoneses. Esto genera incertidumbre sobre qué ocurrirá si en los próximos meses se presenta una sequía similar a la de años anteriores.
La ciudadanía comienza a preguntarse: ¿quién está defendiendo el agua de Monterrey? Si el gobierno estatal no reacciona ante decisiones federales que afectan directamente a su población, ¿cuál es el papel real que juega la administración de Samuel García en este conflicto?
Array