En México, las mujeres continúan enfrentando desafíos únicos en su camino hacia la creación de negocios, no solo por las barreras estructurales que existen, sino también por las limitaciones financieras que enfrentan. La necesidad de acceder a recursos para emprender se convierte en una lucha diaria, sobre todo cuando las opciones de financiamiento son escasas y los miedos sobre el endeudamiento se interponen en el camino.
Emprender por necesidad: una realidad en México
En el 2024, más del 40% de las mujeres emprendedoras en México comenzaron su negocio por necesidad, enfrentándose a un panorama económico complicado y a la falta de empleo formal o mejor remunerado. Solo el 12.2% de ellas recurrió a un crédito bancario para financiar su inversión inicial, lo que pone de manifiesto una realidad alarmante: la falta de acceso a financiamiento formal.
Yessica, una joven de 23 años, es un claro ejemplo de esta situación. Nacida en una familia de comerciantes en Tecomán, Colima, aprendió desde pequeña los secretos del negocio. Su emprendimiento, dedicado a la venta de ropa americana, fue financiado principalmente por su padre, quien le otorgó el capital inicial para comprar las primeras pacas de ropa. A pesar de tener claro que, para expandir su negocio, el crédito podría ser una opción viable, Yessica tiene miedo de recurrir a los bancos debido a la incertidumbre sobre su capacidad para pagar el préstamo.
“Las ventas y tener un emprendimiento no significa un flujo constante de dinero”, compartió Yessica en una entrevista, manifestando la preocupación que muchas emprendedoras sienten ante la posibilidad de no poder cumplir con los pagos. Esta ansiedad por la deuda es uno de los principales factores que frena a las mujeres mexicanas a solicitar créditos, como lo señala la Radiografía del Emprendimiento 2024, realizada por la Asociación de Emprendedores de México (ASEM).
La falta de acceso al financiamiento
El temor de Yessica y de muchas otras mujeres emprendedoras refleja una tendencia generalizada en el país. Según datos de la Encuesta Nacional de Acceso Financiero (ENAFIN) 2021, solo el 34% de las pequeñas empresas fundadas por mujeres accedieron a algún tipo de crédito, una cifra significativamente menor que el 52% de las empresas en manos de hombres. Este desfase se debe a diversos factores, entre los que destaca el hecho de que las mujeres enfrentan mayores dificultades para comprobar ingresos o garantizar préstamos con propiedades. La ASEM también menciona que, a pesar de contar con recursos como los impuestos verdes, que podrían servir para financiar estos proyectos, las mujeres siguen sin acceso a préstamos accesibles.
Los datos son aún más reveladores cuando se analizan los factores que frenan el acceso al crédito. El 44.6% de las mujeres emprendedoras aseguró que los bancos les pedían demostrar más ingresos para acceder al financiamiento, mientras que el 20.7% enfrentó la solicitud de una propiedad como garantía. Para las emprendedoras, este tipo de obstáculos puede ser desalentador, especialmente si no cuentan con los recursos o las garantías necesarias.
La realidad del emprendimiento femenino
Para mujeres como Yessica, el emprendimiento se ha convertido en una forma de sostener a su familia, pero también en una forma de generar ingresos adicionales que le permiten combinar su carrera universitaria con sus aspiraciones empresariales. Su tía Elena, quien también es comerciante, le enseñó la importancia de reinvertir las ganancias del negocio. Aunque sus padres siempre dependieron de los ingresos generados por su emprendimiento, fue su madre quien tuvo que recurrir a créditos informales para salir adelante cuando se vio afectada por su historial en el buró de crédito.
El miedo a la deuda también se refleja en otros casos como el de Karla, una emprendedora en la Ciudad de México que vende bisutería. Karla comenzó su negocio de una forma atípica, vendiendo dulces en su universidad, pero fue a partir de 2019 que identificó la oportunidad de negocio en la venta de aretes. A pesar de tener la posibilidad de acceder a créditos, Karla nunca ha considerado solicitar uno, no solo porque su modelo de negocio no lo requiere, sino también por el temor de caer en la trampa de la deuda.
“Sé de primera mano (porque) tengo amigos que han pedido créditos y se han endeudado. Yo no lo he necesitado”, comentó Karla. Este es un ejemplo claro de cómo muchas mujeres se resisten a solicitar financiamiento, preferiendo autofinanciar sus proyectos o recurrir a alternativas más informales, como los préstamos entre amigos y familiares.
Desigualdad de género en el acceso al crédito
El estigma de la deuda y la falta de acceso al financiamiento no solo afecta a las mujeres, sino que también se ve reflejado en el comportamiento de los prestamistas. Los datos de la ASEM indican que, para las mujeres, los bancos no solo exigen más pruebas de ingresos, sino que además solicitan garantías que, en muchos casos, son imposibles de obtener sin un respaldo patrimonial. Esta situación crea una brecha considerable entre hombres y mujeres, ya que las empresas fundadas por hombres tienen mayor probabilidad de acceder a créditos tradicionales, lo que les permite contar con mayores recursos para expandir sus negocios.
Las cifras también muestran que, mientras que las mujeres emprendedoras tienden a recurrir a las ventas personales o el dinero propio, los hombres tienen un acceso más amplio a préstamos bancarios. Esto limita aún más las oportunidades de crecimiento de las mujeres, ya que las posibilidades de reinvertir en su negocio son más limitadas.
El reto de emprender en un entorno adverso
Yessica, Karla y muchas otras mujeres en México enfrentan el desafío de emprender en un entorno lleno de obstáculos. Si bien las cifras de mujeres emprendedoras continúan en aumento, muchas de ellas deben lidiar con la falta de recursos para impulsar sus proyectos, el temor a la deuda y la discriminación de género en el acceso a financiamiento. Esto crea un entorno en el que, a pesar de sus esfuerzos, las mujeres enfrentan mayores barreras que los hombres para acceder al financiamiento necesario para hacer crecer sus negocios.
Por otro lado, es importante señalar que, a pesar de estas dificultades, muchas mujeres han logrado superar estos obstáculos gracias a su determinación, reinvirtiendo sus ganancias y, en algunos casos, buscando fuentes de financiamiento alternativas. Sin embargo, aún queda mucho por hacer para garantizar que las mujeres emprendedoras en México tengan el mismo acceso a los recursos y oportunidades que los hombres.