En medio de una creciente preocupación ambiental, la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA) lanzó una advertencia directa al Gobierno del Estado de Nuevo León: el material de desecho acumulado en el cauce del Río Santa Catarina como consecuencia de las obras inconclusas de la Línea 4 del Metro representa un riesgo serio de inundaciones.
El organismo federal ordenó al gobierno estatal retirar, de inmediato, el escombro y demás residuos dejados por los trabajos de construcción que actualmente se encuentran detenidos o avanzando a ritmo lento. Aseguran que la acumulación de estos materiales, abandonados sobre el lecho del río, podría obstruir el flujo natural del agua, y derivar en afectaciones graves durante la próxima temporada de lluvias.
La situación cobra especial relevancia si se considera que Nuevo León ya ha enfrentado en el pasado consecuencias severas por el desbordamiento del Río Santa Catarina, lo que coloca al tiradero como una amenaza inminente en caso de tormentas.
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— César Cepeda (@cesarmty) May 28, 2025
Ordena @conagua_mx al Gobierno de @nuevoleon el retiro inmediato de escombros y material de la construcción del Metro que mantiene en el cauce del Río Santa Catarina por riesgo de lluvias y posible crecida.#Monterrey pic.twitter.com/X2b3wwoAQR
Obras que se volvieron amenaza
Lo que inició como un ambicioso proyecto de movilidad, ahora representa un riesgo para el equilibrio ambiental y la seguridad de miles de familias que habitan en zonas cercanas al cauce del río. La Línea 4 del Metro, que aún se encuentra lejos de concluirse, no solo enfrenta retrasos en su ejecución, sino que también ha generado un daño colateral: la alteración del ecosistema del Río Santa Catarina.
La CONAGUA realizó una inspección reciente en la zona y detectó la presencia de residuos de construcción que bloquean parcialmente el canal natural por donde corre el río. El informe del organismo no solo da cuenta del tiradero, sino que exige su remoción como medida urgente para evitar posibles tragedias durante la temporada de lluvias que ya se aproxima.
La dependencia también subrayó que este tipo de prácticas no están permitidas en proyectos de infraestructura pública y que los responsables deben tomar cartas en el asunto antes de que sea demasiado tarde.
Retraso y omisión oficial
A pesar de la seriedad de la advertencia, hasta ahora no se ha informado de una acción concreta del Gobierno estatal para acatar la instrucción de CONAGUA. En lugar de atender la emergencia ambiental, las autoridades han optado por guardar silencio o desviar la atención hacia otros temas. Esta falta de respuesta ha generado críticas tanto de especialistas como de la ciudadanía, quienes consideran que el descuido en el manejo del escombro refleja la poca planificación y supervisión con la que se ha llevado a cabo la obra.
La lentitud en la ejecución de la Línea 4 también ha sido motivo de preocupación entre urbanistas y ambientalistas. Los trabajos, iniciados desde hace más de un año, no han logrado avances significativos, lo que ha provocado que algunos tramos queden a medio construir y que el material de obra sea arrojado sin control en zonas cercanas al río.
A esto se suma el hecho de que el proyecto se ha manejado sin claridad en cuanto a los permisos ambientales ni a los protocolos de mitigación de impacto ecológico. Varios sectores acusan que el gobierno de Samuel García ha actuado con negligencia al no prever las consecuencias ambientales de una obra de tal magnitud.
Un riesgo ambiental evitable, según CONAGUA
Expertos en gestión de recursos hídricos advierten que el escombro no solo bloquea el flujo del río, sino que podría modificar su comportamiento ante lluvias intensas, generando acumulación de agua en zonas donde normalmente no habría riesgo de inundación. Además, la presencia de materiales contaminantes afecta la calidad del agua y pone en peligro la flora y fauna del área.
Por su parte, vecinos de colonias aledañas han expresado su preocupación por el posible desbordamiento del río, recordando eventos pasados donde las lluvias provocaron daños severos en viviendas e infraestructura. Consideran inaceptable que una obra pública diseñada para mejorar la movilidad termine por poner en riesgo la integridad de las personas y del medio ambiente.
El llamado de CONAGUA no debe tomarse a la ligera. Las lluvias fuertes ya están en puerta y el tiempo para actuar se acorta. Retirar el escombro del cauce no solo es una medida necesaria, sino una responsabilidad que el gobierno estatal no puede seguir ignorando.
Además de la remoción del material, especialistas proponen que se establezca un monitoreo constante del área y se refuercen los protocolos de seguridad en torno a las obras del metro. Señalan que este caso debe servir como lección para que futuros proyectos contemplen desde un inicio su impacto ambiental y social.
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