En un insólito giro de eventos, tres esculturas de calaveras, adquiridas por el municipio de Monterrey bajo la administración del emecista Luis Donaldo Colosio a un costo de 1.4 millones de pesos, han terminado abandonadas como chatarra. Estas imponentes piezas, que llegaron a medir hasta 12 metros de altura y fueron creadas por el artista Javier Zarazúa en semejanza a los tres astronautas del mural “Los Guardianes”, se encuentran ahora arrumbadas en un predio en la Avenida Manuel L. Barragán, rodeadas de basura electrónica y desechos de oficina.
Lo que en su momento fue una inversión significativa destinada a embellecer espacios públicos y conmemorar el Día de Muertos, ha resultado en una amarga decepción para el municipio. Las esculturas, que fueron exhibidas con gran expectativa en la Plaza Zaragoza frente al Palacio Municipal como parte del Festival de las Calaveras, han pasado de ser un atractivo cultural a convertirse en un ejemplo del mal manejo de recursos y de la falta de cuidado por parte de la administración municipal.
De atracción cultural a chatarra
Las tres calaveras, diseñadas para adornar y embellecer la ciudad, tuvieron un debut auspicioso en la Plaza Zaragoza, donde se mostraron al público como parte de las festividades de Día de Muertos en octubre de 2023. Su diseño se inspiraba en los “tres astronautas protectores de la fauna” del mural “Los Guardianes”, una obra urbana del artista Rubén Carrasco ubicada en el Túnel de la Loma Larga, también financiada por el municipio. Estas esculturas fueron concebidas como una extensión de ese proyecto, simbolizando la conexión entre la vida, la muerte y la protección del medio ambiente.
Sin embargo, a pesar de las intenciones artísticas y culturales, las esculturas duraron menos de tres meses en exhibición pública. A mediados de enero, las calaveras fueron vistas por última vez en el Parque Tucán, donde los vecinos de la Colonia Valle de Infonavit reportaron que las piezas ya presentaban daños visibles. Poco después, las esculturas fueron retiradas de la vista del público y trasladadas a un predio donde han permanecido desde entonces, olvidadas y expuestas a los elementos, lo que ha acelerado su deterioro.
Las esculturas, construidas con una estructura metálica y recubiertas de papel maché, resultaron ser poco resistentes al clima y al paso del tiempo. Fuentes cercanas al escultor han señalado que la fragilidad de las piezas era evidente desde el principio, y que su traslado y almacenamiento inadecuado contribuyó a su rápido deterioro. A pesar de su corta vida útil, el municipio de Monterrey desembolsó un millón 467 mil 400 pesos por estas piezas, una cifra que ahora parece difícil de justificar dado el estado actual de las obras.
El desperdicio de una inversión significativa
El caso de las calaveras no es el único ejemplo de gastos elevados en proyectos artísticos bajo la administración de Luis Donaldo Colosio. El mural “Los Guardianes”, en el que se inspiraron las calaveras, tuvo un costo total de 16.3 millones de pesos, una suma que incluyó tanto el diseño y elaboración de la obra como la rehabilitación del corredor en el tramo de Monterrey donde se encuentra. Si bien el mural sigue siendo una atracción visible y relativamente bien mantenida, las calaveras, que pretendían complementar ese esfuerzo, han terminado en el olvido.
La decisión de invertir sumas tan significativas en proyectos que no han demostrado su durabilidad o impacto cultural a largo plazo ha suscitado críticas hacia la administración de Colosio. Los críticos señalan que, en un contexto donde los recursos públicos son limitados y las necesidades de la ciudad son muchas, es esencial que las inversiones en arte y cultura estén bien fundamentadas y que se garantice su conservación para el disfrute a largo plazo de la ciudadanía.
El hecho de que estas calaveras hayan sido abandonadas en un predio lleno de basura y desechos tecnológicos plantea serias preguntas sobre la gestión de los recursos municipales. ¿Cómo es posible que una inversión de más de un millón de pesos termine en tal estado de abandono en menos de un año? La falta de un plan claro para el mantenimiento y la protección de estas obras artísticas refleja una preocupante falta de previsión por parte de las autoridades responsables.
Un reflejo de mala gestión de Colosio
El deterioro de las calaveras es, para muchos, un símbolo de la mala gestión y de las prioridades cuestionables de la administración de Colosio. Aunque la intención de embellecer la ciudad y promover el arte es loable, la ejecución de estos proyectos ha dejado mucho que desear. La falta de durabilidad de las esculturas y su eventual abandono no solo representan un desperdicio de recursos, sino también una oportunidad perdida para crear un legado cultural duradero para Monterrey.
Los habitantes de Monterrey han expresado su descontento por la manera en que se ha manejado este y otros proyectos similares. En un momento en que la ciudad enfrenta desafíos importantes en términos de infraestructura, seguridad y servicios públicos, la idea de que se están gastando millones en proyectos que no ofrecen un retorno claro a la comunidad es motivo de preocupación. La situación de las calaveras plantea la necesidad de una mayor transparencia y rendición de cuentas en el uso de los recursos públicos, así como de una reflexión más profunda sobre las verdaderas prioridades de la ciudad.