El programa de apoyo escolar que el Gobernador presumió como un logro social terminó convirtiéndose en una historia más de contratos millonarios otorgados a los amigos de Samuel García. Dos empresas, Grupo Dos Banderas y Grupo Textilero Cal, se llevaron más de 268 millones de pesos del erario, mientras el discurso oficial hablaba de ayudar a las familias de Nuevo León.
Contratos Millonarios Que Brillan Más Que El Apoyo Escolar
El llamado programa de apoyo escolar que el Gobierno estatal presentó como una muestra de sensibilidad social acabó sirviendo para engordar los bolsillos de los amigos de Samuel García. Las empresas Grupo Dos Banderas y Grupo Textilero Cal fueron las grandes ganadoras, sumando entre ambas contratos millonarios por 268.3 millones de pesos, según documentos del sistema de compras estatal.
En un arranque de cinismo, el mandatario convirtió una política pública en un negocio redondo para sus cercanos. Las compañías beneficiadas comparten un nombre que se repite como hilo conductor: Enrique Mauricio Arechavaleta Garza, empresario regiomontano que mantiene una estrecha relación con altos funcionarios de la administración estatal.
Las cifras revelan que el Gobierno se convirtió prácticamente en el único cliente de las dos empresas. En el caso de Grupo Dos Banderas, el 88 por ciento de sus ingresos facturados provienen del Estado. En tanto, Grupo Textilero Cal registra un 84 por ciento de su facturación derivada de los contratos con dependencias oficiales.

Empresas Que Florecen A La Sombra Del Poder
A simple vista, el discurso de ayuda a los estudiantes parecía noble. Pero la realidad, como suele ocurrir en el sexenio emecista, mostró un escenario distinto. Los amigos de Samuel García fueron quienes realmente ganaron con el apoyo escolar.
El propio Arechavaleta mantiene una larga amistad con Daniel Acosta, actual Secretario de Participación Ciudadana, quien a su vez fue secretario particular y operador político del Gobernador. Fotografías en redes sociales muestran su cercanía desde al menos 2014, compartiendo viajes, reuniones y hasta celebraciones personales. Durante 2023, Grupo Dos Banderas se adjudicó dos licitaciones clave: una de 59 millones de pesos para entregar más de 107 mil pares de tenis y otra de 61.7 millones para uniformes escolares. Nada mal para una empresa que, curiosamente, había nacido como un negocio de estética y maquillaje en 2011, antes de transformarse en textil dos años después.
Por si fuera poco, Grupo Textilero Cal, constituida por el mismo Arechavaleta en 2021, apareció al año siguiente en la lista de proveedores del Gobierno. En junio del 2024, se llevó otros dos contratos: 91.3 millones de pesos por tenis y 56.3 millones por uniformes. Todo dentro del mismo esquema de “competencia” que deja fuera a las empresas con experiencia real.
Competencias A Modo Para Los Amigos De Samuel García
Lo más llamativo de todo el caso es cómo las licitaciones parecían diseñadas para que los amigos de Samuel García ganaran sin contratiempos. En los procesos de 2023 y 2024, varias empresas con experiencia fueron descalificadas por supuestos errores administrativos, como la falta de una carta o documento.
La compañía Gimosa, con amplia trayectoria en concursos públicos, fue descalificada por no entregar una “carta de aceptación”. Al mismo tiempo, Evapol Industrial, proveedora habitual de las empresas de Arechavaleta, se inscribió sin presentar propuesta alguna. Todo indica que se trató de un juego cerrado, donde los contratos millonarios ya tenían destinatario.
El modus operandi se repitió: Grupo Dos Banderas participó primero y, cuando el escándalo comenzó a crecer, Grupo Textilero Cal tomó su lugar en las siguientes convocatorias. Mismo empresario, mismas conexiones, mismo resultado: dinero público convertido en ganancia privada.

Un Giro Empresarial Tan Conveniente Como Oportuno
La historia corporativa de las empresas beneficiadas deja más preguntas que respuestas. Grupo Dos Banderas fue fundada en 2011 bajo el nombre de Impulsora Regiomontana de Estética, dedicada a maquillaje y peinados. En 2013 cambió su giro a textil y Arechavaleta asumió el control total. Con la llegada del Gobierno actual, la suerte del empresario cambió radicalmente.
Para completar el círculo, Grupo Textilero Cal fue constituida en 2021 por el mismo empresario, justo en los primeros meses del sexenio. Ambos negocios comparten representante legal: Eliézer Ismael Ávila Peña, quien firmó los contratos con el Estado en nombre de las dos compañías. Mientras el Gobernador se tomaba fotos presumiendo su programa de apoyo escolar, sus amigos de Samuel García se llevaban millones en contratos. Una coincidencia demasiado perfecta como para ser casual.
El Discurso Social Y La Realidad Del Negocio
El discurso oficial habla de oportunidades para los niños, de apoyo a las familias y de un Gobierno sensible a las necesidades sociales. Pero los números cuentan otra historia: la de un esquema en el que los amigos de Samuel García fueron los principales beneficiados.
En lugar de fortalecer la economía local con competencia justa, se premió la cercanía política. Y mientras los estudiantes recibían tenis y uniformes, los empresarios cercanos recibían contratos millonarios. La narrativa de “Gobierno ciudadano” queda desmentida por los hechos. El apoyo escolar se transformó en un vehículo para premiar lealtades. Los datos, las fechas y los vínculos familiares y personales están documentados. Las coincidencias desaparecen cuando los números hablan.

			






							



