Mientras el gobernador Samuel García presume las obras de las Líneas 4 y 6 del Metro como parte de su legado rumbo al Mundial 2026, la Línea 1, la más antigua y usada del sistema, luce cada día más deteriorada. Entre botones oxidados, escaleras sin funcionar y cableado expuesto, el transporte público de Nuevo León avanza… pero hacia atrás.
Abandono Total En Lo Viejo
El Gobierno del Estado ha destinado más de 47 mil millones de pesos en la construcción de las Líneas 4, 5 y 6 del Metro, obras adjudicadas al consorcio Mota Engil y CRRC desde 2022.
De ese monto, 12 mil millones serían para extender rutas hacia el Aeropuerto y Santa Catarina, aunque varias de esas expansiones fueron canceladas. Y los costos siguen subiendo… superando a lo presupuestado.
Mientras tanto, la Línea 1, inaugurada en 1991, continúa operando entre Guadalupe y el norte de Monterrey, con 19 estaciones que presentan severos signos de desgaste.
Escaleras eléctricas fuera de servicio, sistemas de pánico oxidados y luminarias dañadas son solo parte del panorama que enfrentan los pasajeros día con día.
Lo paradójico es que esta línea será una de las principales rutas para los visitantes del Mundial de Futbol 2026, pero luce abandonada, sin mantenimiento ni modernización.

Los Pasillos Del Olvido De La Línea 1
Un recorrido por las estaciones San Bernabé, Cuauhtémoc, Hospital, Central y Exposición muestra la magnitud del problema.
En Exposición, por ejemplo, siguen instalados los validadores de Tarjeta Feria, inactivos desde hace años, y los botones de emergencia apenas se distinguen entre el óxido y el desgaste del tiempo.
El descuido no es reciente: usuarios aseguran que las fallas se han acumulado durante años y que las cuadrillas de mantenimiento son escasas o inexistentes.
A esto se suma la falta de señalización y los problemas eléctricos, visibles en los cables expuestos que representan un riesgo tanto para los pasajeros como para el personal operativo.
Un Metro Sin Reflejos Ni Cámaras
Mientras las nuevas líneas aparecen en videos, maquetas y anuncios oficiales, la Línea 1 permanece invisible.
No se menciona en discursos, no se graba en los spots y, para el Gobierno estatal, parece no existir.
“Solo se invierte en lo que da ‘likes’”, reclaman los usuarios en redes, al ver cómo la modernización se queda solo en la propaganda.
Este contraste entre la imagen mediática y la realidad en los andenes es una constante crítica al gobierno de Samuel García, acusado de priorizar proyectos con valor electoral y no social.
Un Sistema Que Se Desgasta En Silencio
El deterioro de la Línea 1 no es un caso aislado.
En la Línea 2, los usuarios enfrentan falta de ventilación, escaleras dañadas y máquinas expendedoras fuera de servicio, especialmente en el tramo elevado que conecta desde UANL hasta Sendero.
Por su parte, la Línea 3, considerada “la más moderna”, no escapa al mismo destino: fallas en elevadores y escaleras eléctricas son reportadas constantemente en estaciones como Félix U. Gómez y Hospital Metropolitano.
Pese a las promesas de modernización, los tres sistemas sufren problemas estructurales y de mantenimiento que afectan directamente a miles de ciudadanos.
La Línea 1, La Que Sostiene El Peso De Todos
A diario, miles de trabajadores, estudiantes y familias dependen de la Línea 1 para moverse por la ciudad.
Sin embargo, el abandono es tal que muchos prefieren pagar más por transporte privado antes que arriesgarse en un sistema que avanza entre chispas, ruido metálico y pasillos sin luz.
Las tarifas, eso sí, siguen aumentando cada mes, sin que exista una mejora visible en el servicio.
La falta de mantenimiento, la baja inversión en seguridad y la poca atención a los reportes ciudadanos convierten al Metro en un reflejo del desinterés institucional.
En redes sociales, la molestia crece.
“Dicen que están construyendo el futuro, pero no pueden ni mantener el presente”, señalan usuarios que exigen transparencia sobre el destino de los recursos públicos.

Un Proyecto Mundialista Con Bases Rotas En Nuevo León
Mientras el Gobierno estatal concentra su discurso en obras “de impacto internacional”, la Línea 1 se cae a pedazos.
El contraste entre los videos promocionales del Mundial y la realidad cotidiana en los vagones es tan evidente que muchos lo califican como un símbolo de la desconexión entre el gobierno y los ciudadanos.
La vieja Línea 1 podría ser el emblema del transporte moderno que Monterrey necesita, pero hoy solo representa el costo del olvido.
El tren sigue en marcha, pero el rumbo —como su mantenimiento— sigue siendo incierto.